Eduardo Orozco / acentonews@gmail.com
Era apenas una adolescente cuando se vio atrapada en medio de la furia de una guerra, y años después, Yadira Saad, ya con hijos, conquistó 4 coronas que premiaron su belleza. Vive en Miami desde diciembre de 2019 y tenia otros planes, pero la pandemia la detuvo aquí, como a miles de venezolanos.
- Muy joven tu viviste el impacto de violencia en Medio Oriente. Cuéntanos cómo fue esa experiencia?
- Viajé al Líbano a los 13 años a visitar a mis abuelos y estando en Beirut, en 1974, estalló la guerra. La ciudad era un caos. Nos trasladaron hacia el norte, más allá de Trípoli, buscando refugio y estuvimos bajo tierra, casi dos meses para que no nos afectaran los bombardeos. Era una serie de túneles acondicionados para resistir. Fue algo que nunca me lo imaginé porque nací en una Venezuela tranquila, muy lejos de esos conflictos.
- Aprendí muchas cosas que hoy me sirve mucho. Me enseñó a enfrentar situaciones difíciles y cómo podemos sanar nuestro cuerpo, cómo podemos superar una enfermedad en momentos tan difíciles. Nunca nos faltó agua ni comida; no teníamos medicamentos, pero los alimentos eran nuestra medicina. Se almacena frutas y aceitunas y eso nos alimentó durante el encierro.
- Estaban completamente aislados?
- Completamente. No había comunicación con la familia. Mis padres no sabían dónde estábamos.
- Cómo saliste de ese peligro?
- Gracias a gestiones del Gobierno de Venezuela, nos ubicaron, y fuimos trasladados de noche, entre montañas, al puerto de Beirut donde tomamos un barco hacia Túnez; de allí volamos a Paris y luego a Venezuela. Era un grupo de unos 40 venezolanos que logramos escapar de aquella guerra.
La otra cara del destino
- Ese conflicto fue una experiencia terrible que amenazó tu propia vida. Pero también viviste otra situación totalmente distinta cuando ganaste la corona de “Señora Mundo”.
- Fue el otro extremo. Sucedió en 2013 cuando me llamaron del Miss Venezuela. Pero yo no mostré interés al principio porque estaba dedicada a la Cosmetología. Siempre me ha interesado la salud, la medicina, la investigación.
- Cómo te convencieron?
- En el tercer intento los organizadores me enseñaron las actividades de pasarela y la coreografía y fue mi pasión por el baile lo que me inclinó a participar. En marzo de 2013 se realizó la imposición de las bandas, yo representé al estado Lara y gané el Premio de la Prensa y luego, en julio, gané el Concurso “Mrs World Venezuela International”.
En octubre de 2013 gané “Señora Mundo, en Punta Cana. Allí conocí la organización Reina de Las Américas y me invitaron a participar, en representación de Venezuela, en el certamen que se realizaba en Bogotá. Venezuela no tenía representante, pero yo no quería que nuestro himno no se oyera y acepté participar porque Venezuela está en mi corazón. Allí gané la corona de “Reina de Las Américas”.
- Luego gané “Beauty de Las Américas” en Guayaquil, Ecuador…
- Cuatro coronas…?!
- Así es. Pero, a esta edad, más que la belleza, se reconocía una labor social, una trayectoria.
- De estas experiencias tan contradictorias debes haber aprendido mucho.
- En ambas situaciones siempre he sido optimista. Creo que hay que ser solidario con los demás y desarrollar una labor social…
- En ese sentido, qué estás haciendo?
- Estoy vinculada a dos instituciones que ayudan a los niños de la calle, en Caracas. Una está dedicada a la alimentación y la otra desarrolla la vocación artística en los niños de Sarría con el Taller Integral Virgen de Coromoto con la que colaboro desde 2013. Esa labor la he continuado aquí en Estados Unidos y visité un Hospital de Niños en Michigan, dentro del programa “Red Noise” y el Hospital de Chicago.
-Planes actuales?
- Voy a seguir trabajando con los niños. Ya lo hice con mis propios hijos y estoy orgullosa de ellos, y lo quiero seguir haciendo con todos los niños que pueda porque ese será nuestro legado al futuro.
Suero de hojas de zanahoria?
Nuestra Señora Mundo nos cuenta otra experiencia, producto de sus labores de investigación:
- En una visita al Hospital J. M. De los Ríos, en Caracas, me impresionó la ausencia de medicamentos y las precarias condiciones en que son atendidos los niños. Observé que no había suero suficiente. Hable con el Director del Hospital y le dije que yo había preparado un suero especial con las hojas de la zanahoria que sería muy útil para hidratar a los niños y combatir la diarrea.
- Cómo hiciste?
- Yo limpié las hojas de la zanahoria, las herví en un caldero grande, le agregué aceite de oliva, azúcar y sal. Los médicos la aprobaron y se las dimos a los niños como si fuera Pediality. Ese es otro regalo de la naturaleza que debemos utilizar para dar salud y salvar vidas.