Reportaje

Un acuerdo rápido creó más confianza en el manejo de la crisis.

Un acuerdo rápido creó más confianza en el manejo de la crisis.

 
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La nación unida enfrenta la embestida del Coronavirus

> Finalmente la pandemia hizo reaccionar al liderazgo político y al sector empresarial para dar la pelea al temible COVID-19.  Gobierno y Congreso cerraron filas para actuar no sólo en el terreno de la salud, sino para atender las graves consecuencias económicas que ya están afectando a la población más vulnerable

> El acuerdo otorga 14 días por enfermedad a causa del empleado ser diagnosticado con el coronavirus o tener que dejar el trabajo para atender un familiar o cuidar un hijo, con un pago que alcance por lo menos dos tercios del salario del empleado

> El 54% de los adultos en Estados Unidos no se encuentran preparados financieramente ante el brote del COVID-19, según un informe presentado por Prudential Financial podría costarle a las aerolíneas hasta $113 mil millones de dólares 

> “Buen trabajo en equipo entre republicanos y demócratas a medida que la Cámara aprueba el gran proyecto de ley de alivio para el Coronavirus. La gente realmente se unió. ¡Encantado de ver eso!”, tuiteó el presidente Trump después de la votación

> “No podemos frenar el brote de coronavirus cuando los trabajadores están atrapados entre la terrible elección de quedarse en casa para evitar propagar enfermedades y el sueldo que su familia no puede perder”, dijo por su lado Nancy Pelosi.

> El acuerdo que brinda protección salarial a los trabajadores aprobado por la Casa Blanca y el Congreso es un paso en la dirección correcta. Pero con seguridad se necesitarán muchos más para salir de la crisis que ya esta aquí.

 Marco Tulio Páez / marcopaez57@gmail.com

 En una semana todo cambió. De la amenaza lejana y aparentemente contenida en el extremo opuesto del planeta, el Coronavirus dejó de ser un mal chiste relacionado con la popular cerveza, a un siniestro enemigo oculto en las manos de miles de infectados, que parecían estar en todas partes y afectar a todos, sin importar su condición social. 

“Esta crisis sanitaria ha sorprendido al mundo“ ¿Quién se lo iba a haber imaginado?”, se preguntó el propio presidente Donald Trump, apenas el 6 de marzo pasado cuando visitó los Centros para el Control y Prevención  de Enfermedades (CDC) en Atlanta el pasado 6 de marzo, cuando además volvió a comparar el virus con una gripe común.

 “Estamos haciendo un gran trabajo para contener la situación y Estados Unidos está preparado”, dijo. Una semana más tarde anunció la cancelación unilateral de todos los vuelos hacia Europa, con la excepción del Reino Unido y al día siguiente Wall Street se desplomó junto con el sistema financiero mundial.  

El miedo por el contagio se juntó al de la recesión económica y la imposibilidad de trabajar y con ello garantizar el sustento para millones de estadounidenses. Pero en apenas 72 horas el liderazgo político encontró una fórmula de consenso para dar una respuesta adecuada a la magnitud de la amenaza y se produjo el acuerdo histórico entre la Casa Blanca y el Congreso dominado por el partido Demócrata.

Humo blanco en Washington: El acuerdo antivirus

Luego de tensas negociaciones en medio de la creciente amenaza de propagación del coronavirus y la necesidad de dar respuestas adecuadas, la Casa Blanca y los congresistas demócratas, alcanzaron un acuerdo para aprobar un paquete de medidas de alivio para los ciudadanos ante el impacto en su economía de la crisis del coronavirus.

La Cámara de Representantes aprobó el proyecto de ley por 363 a 40 en contra de votos de congresistas republicanos, y ahora será votado en el Senado, donde se espera que también sea aprobado, después de que el propio presidente Trump animara a votar a favor a los legisladores republicanos, que son mayoría en la Cámara alta. “Animo a todos los republicanos y demócratas a unirse y votar sí”, dijo Trump en Twitter.

La legislación permitirá acceso gratuito a las pruebas de detección del virus y 14 días por enfermedad a causa del empleado ser diagnosticado con el coronavirus o tener que dejar el trabajo para atender un familiar o cuidar un hijo, con un pago que alcance por lo menos dos tercios del salario del empleado.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, anunció el acuerdo poco después de que el presidente Donald Trump declaró una emergencia nacional en EE.UU., dando acceso al uso de cerca de $50,000 millones en asistencia y frenando el pago de intereses de préstamos universitarios estudiantiles.

 “Buen trabajo en equipo entre republicanos y demócratas a medida que la Cámara aprueba el gran proyecto de ley de alivio para el Coronavirus. La gente realmente se unió. ¡Encantado de ver eso!”, tuiteó el presidente Trump después de la votación.

Por su parte Nancy Pelosi,  dijo “No podemos frenar el brote de coronavirus cuando los trabajadores están atrapados entre la terrible elección de quedarse en casa para evitar propagar enfermedades y el sueldo que su familia no puede perder”..

El proyecto tiene el propósito de atender las necesidades económicas de trabajadores, incluidos los funcionarios del sistema de salud, que tengan que dejar sus trabajos temporalmente por ser diagnosticados con el coronavirus, ser puestos en cuarentena por sospecha de tener el virus, y/o tener que atender a un familiar o a un niño cuya escuela está cerrada a causa de la emergencia.

Adicionalmente expande la ley actual al garantizar a trabajadores de empresas con menos de 500 empleados – durante un año-, recibir dos tercios de su salario cuando tengan que tomarse hasta 12 semanas de licencia por enfermedad.

También se contempla otorgar al patrono un crédito contributivo equivalente al 100% de los beneficios salariales pagados al empleado que se ha acogido a la licencia por enfermedad.


Igualmente permitiría flexibilizar el acceso de trabajadores al programa de asistencia alimentaria y fortalece, con $2,000 millones, el programa de seguro por desempleo y además legislación autoriza que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos apruebe planes estatales para proporcionar asistencia de emergencia del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP) para familias con niños que si no fuera por esta emergencia recibirían comidas gratis o de precio reducido

Todo lo cual se suma a lo aprobado por el Congreso y hecho ley por el presidente Trump de otros $8,300 millones, que son un pronto pago para las autoridades atender la emergencia médica del coronavirus.

Adicionalmente como parte de su declaración de emergencia nacional ante el coronavirus, el presidente Trump anunció la alianza del gobierno federal con grandes compañías privadas para garantizar el acceso de los ciudadanos a las pruebas, que podrán realizar incluso desde sus autos.

Los ejecutivos de Walgreens, CVS, Target y Walmart – que acompañaron a Trump en su conferencia de prensa- pondrán a su disposición los estacionamientos de sus tiendas. Hasta el cierre de esta edición, en Estados Unidos, con una población de cerca de 330 millones, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) indicaban que solo había podido realizar poco más de 3,900 pruebas de contagio. Laboratorios privados habían hecho otras 10,000.

La economía mundial en terapia intensiva

Desde el punto de vista de la salud el gran desafío que presenta el coronavirus es evitar que su contagio sea tan masivo que impida atender a los casos críticos que requieren atención médica especializada, que representen un número ínfimo de los contagiados, como se ha visto hasta ahora entre el 1 y el 3 por ciento.

En el mundo entero, con 140 mil enfermos solo han fallecido 5 mil, pero es una cifra peligrosamente engañosa y que ofrece una falsa sensación de seguridad. Las autoridades sanitarias y gobiernos del planeta así lo han entendido, lo cual explica las fuertes medidas de restricción de movimientos de personas, viajes internacionales y hasta el punto de salir de casa.  El mundo se ha detenido y literalmente contiene el aliento para evitar un contagio masivo y así poder ganar el tiempo necesario para controlar al virus eventualmente.

Sin embargo es obvio que la humanidad no desaparecerá, ni será reducida a su mínima expresión, como ya ha ocurrido con plagas y pestes que se han sufrido antes a lo largo de la historia. Pero el progreso tiene sus bemoles.

La globalización de la economía internacional y la interconexión entre las diferentes economías del mundo y su dependencia del consumo constante de bienes y servicios no presagia nada bueno. Sobre todo porque no hay ninguna garantía que todo vuelva a la normalidad en apenas dos semanas.

Las primeras víctimas fueron las compañías aéreas y las relacionadas con el turismo en general, pero pronto la lista se extendió. 

La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) estimó, a inicio del mes de marzo, que el brote de coronavirus que se ha expandido desde China, podría costarle a las aerolíneas hasta $113 mil millones de dólares en ingresos perdidos debido a las rutas y vuelos cancelados.

Al día siguiente del cierre de los cielos para Europa, las acciones de empresas como Lufthansa cayeron 14%, Air France-KLM perdieron 13% mientras que British Airways cayó en 15%. En el caso de las aerolíneas estadounidenses Delta cayó un 13%, American Airlines un 8% y United Airlines un 15%. 

Pero fue apenas la punta de un iceberg que pronto incorporó los emblemáticos parques de la ciudad de Orlando y luego siguió con la propia NBA. La ola tipo tsunami ya es mundial y hasta se tragó a Nueva York, “la ciudad de nunca duerme”, que prácticamente cerró sus puertas. Solo en el área de viajes el impacto en la economía de EEUU es descomunal, ya que se estima que más de 15.7  millones de estadounidenses dependen de un empleo relacionado con esa industria.

En resumen la economía mundial enfrenta una tormenta perfecta que reduce la demanda por servicios y bienes, y va desacelerando prácticamente todos los sectores que hacen rodar la actividad económica.

Por otro lado, las pérdidas en los mercados ya  han sido tan profundas que se empinan en un 20%. Y, el 80% de las veces que eso ha ocurrido, lo que sigue es una recesión, de acuerdo con un análisis de la agencia especializada Bloomberg.

Es ahí cuando pueden comenzar a resentirse los bolsillos del ciudadano de a pie.

El 54% de los adultos en Estados Unidos no se encuentran preparados financieramente ante el brote del COVID-19, según un informe presentado por Prudential Financial. Además, casi la mitad de los adultos en el país, están preocupados por contraer el virus y temen con razón que la cuarentena que están implementando las empresas, impedirán realizar su trabajo y por lo tanto recibir un salario. 

El verdadero peligro del coronavirus es económico y es exponencialmente mayor que sus riesgos para la salud del público. Si el virus afecta directamente la salud, lo más probable es que deje de ir a trabajar, obligue a su empleador a despedirlo o quiebre su negocio eventualmente.

El acuerdo que brinda protección salarial a los trabajadores aprobado por la Casa Blanca y el Congreso es un paso en la dirección correcta. Pero con seguridad se necesitarán muchos más salir de la crisis que ya esta aquí.