Omar Estacio Z. / omarestacio@icloud.com
En el caso de Rafael Ramírez, expresidente de Pdvsa, la Fiscalía y el Tribunal Supremo de Dos Pilitas, Caracas, hicieron las cosas al revés. Todo para no localizarlo y extraditarlo a ninguna parte.
Es la controversia bufa, la pelea simulada, la trifulca mendaz, el combate trucado. Las mujeres y hombres que amamos la sana competencia deportiva, evitamos llamarlo por su nombre y si lo hacemos, previamente, nos santiguamos.
“Tongo”, fue la derrota arreglada de Jack “Huracán” Johnson ante Willard, sedicente “Esperanza Blanca”, en La Habana. Cassius Clay o Muhammad Alí, fue subproducto del tongo. En sus dos combates contra Liston (a) el “Oso Feo”, todo estaba comprado, como en “La Pelea del Siglo” de Kinshasa, a pesar de lo escrito por Norman Mailer, Premio Pullitzer 1969 y 1980, en el libro sobre la refriega. Mailler, montó su propio tongo literario. Otro día lo relataremos.
No hay tongo sin dinero sucio. Eso ha de tenerse presente. Pocos, muchos o demasiados, billetes, según lo que se traigan entre manos, los organizadores.
“¡Mátalo, mátalo, mátalo!” se desgañitan, los parroquianos que colman el graderío de las refriegas del pancracio. Son víctimas de alguna extraña imbecilidad, paralizante, momentánea, que les impide percatarse que lo que ocurre sobre el entarimado no es lid, sino farsa en sus narices.
La sentencia del 29 de julio pasado, expediente AA30-P-2020-000054, mediante la cual el Tribunal Supremo de Justicia, TSJ, de “Dos Pilitas”, Caracas, le solicita al Estado italiano, extradite a Venezuela a Rafael Darío Ramírez Carreño, expresidente de Pdvsa, exministro de Petróleo, exembajador ante NN UU, funcionario público – no jefe de Estado- que ha amasado la mayor fortuna ilícita en la Historia de la Civilización – o de la Incivilización - es un tongo procesal. La supuesta gresca entre Ramírez y sus compinches de ayer, aparentes perseguidores de hoy, también es tongo, vulgar, impúdico, teatral, antiestético, porque ya se le ha corrido el maquillaje.
El policía de “rolito” mas desaprensivo lo sabe. Cuando la autoridad competente, constata que un criminal ha huido al extranjero, la primera diligencia por practicar, en Venezuela o en cualquier otro país, es dirigirse a INTERPOL, para que ésta, a su vez, les pida a todos sus afiliados la localización y aprehensión del fugitivo. En el caso Ramírez Carreño, la Fiscalía General de la República y el TSJ procedieron al revés. La citada sentencia del 29 de julio lo admite sin remilgos. Primero, tramitaron la extradición y después que Ramírez estaba avisado, salieron a capturarlo.
En ese mismo fallo, nuestra “Máxima Autoridad” judicial, también reconoce haber solicitado dicha extradición, por error, al Reino de España. Ante tamaña equivocación, el TSJ, tuvo que redirigir su pedido al Estado italiano. Pero, la rectificación que ha debido tomarse 30 días demoró dos largos años. Eso también se lee en el documento de Julio 29.
Entre tantos botes y rebotes tribunalicios, hay que dar por sentado que Ramírez Carreño, aprovechó para obtener la ciudadanía italiana, fácilmente, porque está casado con dama de esa nacionalidad. Otro tongo más, porque no se naturalizó por amor a la patria de Garibaldi, sino para defraudar cualquier enjuiciamiento. Entre Italia y Venezuela rige un viejo Tratado de Extradición, vigente a partir de 1932, que en su artículo 4º prohíbe a las partes contratantes, entregar sus propios nacionales para ser juzgados en el extranjero. En resumen, el todavía prófugo ya no puede ser enviado desde su nueva patria a Caracas a responder por las acusaciones del expediente AA30-P-2020-000054 porque, hoy, es todo un “italiano”.
Los guisadores tradicionales. Los sobornados y sobornadores de toda la vida. Los chorizos a la vieja usanza, los peculadores del siglo pasado, han pasado a la categoría de “corruptos pero honrados”. Basta compararlos con el prontuario completo, tinto en sangre de niños esclavizados en el Arco Minero, de quienes han saqueado Venezuela en los últimos 21 años. En el expediente judicial de Caracas, al expresidente de Pdvsa, se le imputan, compras con sobreprecio, evasión de procedimiento licitatorio y asociación para delinquir. Pecatas minutas, cucuruchos de maní, comparados con las atroces felonías – éstas ¡no fueron mencionadas, en el expediente de Venezuela, ni con el pétalo de un citatorio! - que gravitan en contra del susodicho y sus supuestos Savonarolas locales. Utilizar Pdvsa de paraguas, para legitimar dinero del narcoterrorismo, mexicano, colombiano, boliviano, iraní, son mucho peso muerto para los ansiados asilo o nacionalidad adquirida, de cualquier país medianamente decente. Todo vale para ponérselo más difícil a cualquier escuadrón internacional de capturas y ningún pasaporte adicional estorba. De Italia, de la Serenísima República de San Marino, de Mónaco o de la proxeneta Andorra. Me aseguran, que ya Ramírez los tiene. Ante la evidente mutilación de los posibles antecedentes penales de este último, el documento del 29 de julio, en lugar de pedido de extradición, sirve de certificado de “persecución política”.
El narcodesgobierno de Maduro en colusión con el fugitivo, se ha desentendido de cualquier diligencia seria, para localizarlo. Con los abundantes rastros electrónicos, de telefonía móvil, de movimientos bancarios, tarjetas de crédito, uso y abuso de la Internet, de triangulación telemática de tales rastros, hoy, es prácticamente imposible ocultarse en el llamado, Primer Mundo. Salvo que, Ramírez, se haya mudado de su palacete y con sus 6’ 7” de largo (evitamos el término estatura) travestido de “La Mujer Barbuda” de un circo esté entregado a la trashumancia gitana.
¡Tongo, tongo! Esa solicitud de extradición de Ramírez Carreño, es tongo.
@omarestacio
> El articulista es presidente emérito de la Federación de Colegios de Abogados de Venezuela y Vicedecano del Colegio Nacional de Periodistas de Cuba, en el exilio. Con el anterior artículo no pretende emitir dictamen jurídico, sino ejercer de manera libre su derecho a opinar.