El delito de enfermarse

Vladimiro Mujica / vmujica54@gmail.com

Uno de las ejercicios operaciones de desinformación y de agresión a su propio pueblo más deplorables que ha emprendido el régimen venezolano se ha venido revelando en toda su extensión  a medida que avanza la pandemia ocasionada por el coronavirus. La primera etapa de un siniestro plan incluía el confinamiento de la población y un esquema de cuarentena adoptado prácticamente en febrero, que apuntaba a presentar al régimen frente al mundo como un gobierno que estaba tomando previsiones tempranas para proteger a su población. Cómo luego se evidenció con claridad, la declaración temprana  de emergencia pretendía esconder la gravísima crisis de gasolina que se avecinaba y que el régimen decidió enfrentar impidiendo que la población se movilizara. Muy poco que ver con la pandemia como luego se entendería.

La segunda fase del operativo de desinformación consistía en presentar unas estadísticas sobre el avance de la infección que contradecían todos los patrones de comportamiento observados en el resto del mundo, especialmente en Latinoamérica. En verdad, nadie entendía como los números de enfermos y muertos eran tan bajos, especialmente teniendo en cuenta el deplorable estado del sistema sanitario y de salud venezolanos. Luego el régimen secuestró la realización de las pruebas de detección PCR del virus, lo cual ha tenido efectos desastrosos en el proceso de diagnóstico y de identificación de casos de pacientes asintomáticos y en círculos familiares. Actualmente el tiempo de espera para obtener los resultados está rondando una semana. Tiempo durante el cual no hay claridad sobre el diagnóstico, ni se puede actuar con eficiencia sobre el universo de contactos, algo esencial para prevenir el avance de la pandemia.

A la medida del secuestro de las pruebas diagnósticas, la acompañó una campaña de desprestigio y acoso contra la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela (Acfiman) cuyo informe generó un cisma con el chavismo al publicar un reporte científico sobre los casos de COVID-19 en el país, que ponía en duda las cifras oficiales. De hecho el número 2 de la oligarquía chavista afirmó durante su programa semanal  "Leí este artículo y leí las referencias, esto es una invitación para que los organismos de seguridad del Estado llamen a esta gente. Están generando alarma", sentenció Diosdado Cabello según los medios de comunicación. El informe de la Acfiman alertaba sobre un posible escenario de emergencia sanitaria, a partir del mes de junio, una situación a la que el país parece aproximarse aceleradamente.

Al intento de desacreditar los estudios epidemiológicos y evidencias científicas sobre la naturaleza del virus, le han acompañado desde hace meses, videos, monsergas y declaraciones que cultivan la más absoluta ignorancia sobre la diferencia entre virus y bacterias, o sobre el mecanismo de propagación de la COVID-19. A ello se le une que las medidas de confinamiento solamente operan de manera estricta sobre los sectores de clase media, porque en las zonas populares se actúa con una permisividad que colinda en lo criminal, como en el caso reciente de las Fiestas de San Juan dónde se podía ver a centenares de personas bailando en público sin máscara y sin mantener el distanciamiento físico recomendado. De hecho, en algunos de los videos que se hicieron virales sobre las festividades aparecía alguien desafiando al coronavirus repitiendo “Si tienes miedo a morir no nazcas”.

Pero a la irresponsabilidad total en la aplicación de medidas sanitarias, se le une un rasgo brutal represivo contra los así llamados “trocheros”, los venezolanos que están intentando regresar a su país desde destinos cada vez más inhóspitos y plagados de xenofobia y que se encuentran con que son tratados por el régimen como bombas personales bio-terroristas. El lenguaje de operación militar contra enemigos, términos como “localización, extracción y neutralización de la amenaza” se han ido haciendo cada vez más comunes en las noticias sobre los emigrantes que intentan regresar a su patria, un derecho que les asiste constitucionalmente. Por otro lado, las historias de terror de internamiento en centros de reclusión para trocheros son verdaderamente indignantes. De hecho, puede afirmares que el régimen y sus voceros militares y civiles han convertido el enfermarse en un delito. Ello al tiempo que presentan a la galería de héroes chavistas que se enferman y que se recuperan milagrosamente.

La paranoia ante la pandemia que ha provocado la irresponsabilidad oficial y las características mismas del virus y su facilidad de contagio y capacidad para propagarse y mutar, ha generado un estado de indefensión sicológica en la población que el régimen usa para avanzar sus mecanismos de control social y presentarse como invencibles. En los sectores más vulnerables, la disyuntiva se presenta cada vez más evidente entre morir por el coronavirus o morir de hambre por la imposibilidad de salir a trabajar y la contracción de la economía. Todo ello mientras el régimen pretende avanzar un proceso electoral fraudulento y cargado de irregularidades para elegir a la AN.

Sin duda que el coronavirus ha sido un aliado poderoso del chavismo-madurismo en sus intentos de controlar al país a través del miedo y del hambre. Ya veremos si el vicioso aliado no se les torna traicionero cuando la gente entienda cada vez más que el régimen no puede controlar la pandemia y que cualquier solución real a los problemas de Venezuela pasa por un cambio de gobierno.