Apostando al pensamiento creativo

 
CASTILLO .png

Jesús Alberto Castillo / jesalcasti@gmail.com

 Muchas de las cosas que hacemos son de manera inconsciente. La explicación es que el cerebro humano capta información, la procesa, almacena y selecciona para, luego, realizar actividades simultáneamente. Es un proceso permanente donde solo una parte mínima que está fuera del marco de nuestra conciencia surge de forma perceptible.

El cerebro humano posee dimensiones múltiples y sorprendentes. Cuenta aproximadamente con 100 mil millones de neuronas que se interconectan por milésimas de segundo y van a dar respuestas a las innumerables variables que se dan en nuestro mundo sensorial. Todo va a depender de los hábitos y ejercicios a que sometamos al cerebro para hacerlo más creativo. Es un interesante tema que nos proporcionan los nuevos estudios en neurología.    

Los avances en neurología nos permiten comprender la multifuncionalidad del cerebro humano y si aprendemos a darle órdenes desde nuestro estado consciente podemos controlar ese portentoso órgano que trabaja sin cesar, domesticarlo y producir ideas innovadoras.

El destacado pensador español, José  Antonio Mariña, autor de “Teoría de la inteligencia creativa”, explica que esa actuación inconsciente del cerebro obedece a su capacidad de adaptarse y trabajar sin pararse. Por eso muchas veces nos ocurre que tenemos una idea, sentimiento o recuerdo, mientras realizamos una determinada actividad. Nos convertimos, sin darnos cuenta, en una unidad bio-psico-social movida por diversos espacios mentales.

Los avances en neurología nos permiten comprender la multifuncionalidad del cerebro humano y si aprendemos a darle órdenes desde nuestro estado consciente podemos controlar ese portentoso órgano que trabaja sin cesar, domesticarlo y producir ideas innovadoras. Mediante prácticas y ejercicios mentales lograremos un pensamiento creativo para ser exitosos ante cualquier situación por muy apremiante que parezca.

Hay notorios ejemplos de personas que logran, a través de hábitos y disciplina, realizar tareas simultáneas para obtener resultados satisfactorios. Se convierten en “hombres o mujeres orquestas”, ejecutando a la perfección diversas tareas que resultan sorprendentes para el gran conglomerado social, aún no preparado para situaciones increíbles. Esas habilidades y aptitudes han sido producto de una exigente y minuciosa disciplina orientada a controlar el cerebro.

Las potencialidades del cerebro son tantas porque puede tener la capacidad sorprendente de automatizar una operación, independientemente de su naturaleza física o mental. “Es un órgano que gasta poca energía y está libre para aplicar la atención a otra cosa” nos explica Jose Antonio Mariña en su enjundiosa investigación sobre este tema.

El referido autor explica esta situación con un sencillo ejemplo. Cuando estamos aprendiendo a conducir pareciera que nos faltan los pies y las manos para atender tantas cosas al mismo tiempo. No obstante, al superar y automatizar esos procedimientos, podemos conducir con comodidad y realizar otra tarea, vale decir, conversar, cantar y hablar por teléfono (aunque esta actividad no sea recomendable dentro de las medidas de seguridad vial). Igual ocurre cuando no dominamos una lengua extranjera nos cuesta mucho organizar una frase. Una vez que la aprendemos se hace fluido y ameno su manejo.

Lo relevante de todo esto es fomentar hábitos en las personas para que puedan automatizar sus habilidades y destrezas psicomotoras. Se trata de entrelazar los conocimientos sobre educación, filosofía y neurociencia para facilitar un pensamiento creativo que nos permita salir airosos de toda eventualidad.

Es una gran oportunidad para volcar nuestra mirada a los niños. Debemos saber qué hábitos han adoptado y automatizado a fin de que puedan pensar con libertad y ser creativos. Hay que insistir en una cultura del pensamiento creativo, fundamental para nuestros hijos, porque es a la edad temprana cuando el cerebro tiene mayor flexibilidad y agilidad en el aprendizaje. No significa con esto que “loro viejo no aprende a hablar”. Se trata de facilitar el proceso de creatividad e ingenio en una sociedad para que sea más productiva e innovadora.

De acuerdo a Mariña se trata de una pedagogía novedosa vinculada a tres ejes clave: ciencia para entender, arte para transfigurar y ética para transformar. Se necesita de una ciencia que permita saber qué es lo que pasa, cuáles son nuestras limitaciones y potencialidades. También de un arte para transfigurar la realidad que vivimos y hacerla más inventiva y, finalmente, una ética para garantizar formas nobles de convivencias.

Estas consideraciones han sido puestas en práctica por diversos gobiernos del mundo que apuestan a modelos de desarrollo innovadores en sintonía con la denominada sociedad del aprendizaje y las nuevas tecnologías de información y comunicación. Pues, la inteligencia humana crea el lenguaje, éste,  dialógicamente, reproduce la inteligencia y estimula las potencialidades individuales y grupales para favorecer niveles de calidad de vida en la población.