¿Qué se esperaría de Biden en Latinoamérica?

Durante la campaña por la presidencia, Biden mencionó tres puntos esenciales hacia el sur del Río Grande: compromiso con la democracia, defensa de los derechos humanos y políticas que promuevan un desarrollo sustentable. Como vicepresidente de Obama, Biden visitó 16 veces capitales latinoamericanas lo que le permite tener relativo conocimiento de sus vecinos del sur.

Venezuela, Cuba y México

> Al parecer, el nuevo gobierno demócrata mantendría el reconocimiento a Juan Guaidó como presidente encargado y las sanciones ya aprobadas contra la cúpula chavista y sus aliados.

Juan González, asesor de la campaña de Biden dijo a EFE que "Biden ha dejado muy claro que él le daría el Estado de Protección Temporal (TPS) a los venezolanos en EE. UU., incrementaría el apoyo humanitario a los millones de venezolanos que han huido del país, y también trataría de presionar al régimen para que acepte ayuda humanitaria (...). Y por último, el enfoque no es decirle a la oposición la ruta que ellos deben tomar, que es lo que ha hecho Trump diciéndole que pueden y que no pueden hacer".

"El rol de una Administración Biden será apoyar al pueblo venezolano hacia una salida negociada de esta crisis. Ellos tienen que determinar cuál es ese camino; pero la expectativa del vicepresidente y de la comunidad internacional debe ser que la salida sea democrática", agregó González.

> Con Cuba, Biden retornaría a la diplomacia regional para encarar los diversos desafíos continentales, según expertos, como regresar al segundo gobierno de Obama, en el que se inició una aproximación a Cuba, ahora con algunas lecciones aprendidas.

Dejaría atrás las presiones extremas, las sanciones que asfixian a las economías internas, pero exigiría más concesiones en materia de derechos humanos y apertura democrática. Pondría el foco en la ayuda humanitaria para contener una ola de inestabilidad en la región.

En concreto, es probable que Biden sea más estricto con Cuba. Podría liberar remesas de dinero y viajes, pero exigiría mejoras en materia de derechos humanos y reformas políticas.

> La relación con México es fundamental para cualquier gobierno americano. En julio pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador visitó Washington y estrechó su vínculo con la administración Trump. En contrapartida, ignoró al Partido Demócrata, que apoyó en el Congreso la aprobación del nuevo tratado entre México, EE.UU. y Canadá, el T-MEC.

López Obrador, en algunas cuestiones, está en las antípodas de las posiciones de Biden. Por ejemplo, en México se opuso a promover energías renovable. Por otro lado, es cierto que en lo que se refiere a migración, la política más amigable que prometió el candidato demócrata serían buenas noticias para México.

Trump adelantó una medida controversial como fue la construcción de un muro y la separación de niños de sus padres en la frontera con México, como parte de la llamada "política de tolerancia cero" con ilegales.

Biden prometió legalizar 11 millones de inmigrantes indocumentados en los primeros 100 días de gobierno y aprobar ayudas de 4000 millones para países centroamericanos. Prometió promover el desarrollo de los países de la región para frenar el éxodo.

Existe una incógnita sobre qué haría Biden con la llamada Iniciativa Mérida, acordada por los gobiernos de Obama y Enrique Peña Nieto para reforzar la cooperación en materia de seguridad y desarticulada por Trump.