COVID: ¿de pandemia a endemia?

Carlos Roa / carlosroa1@gmail.com

 

“Un factor que nos confunde mucho en Texas y en otros estados fuertemente golpeados, es que no estamos viendo declive en los casos; pero los estados del norte fueron golpeados antes que los del sur, creo que así como están bajando allá, bajarán posteriormente aquí”.

De esta manera se expresa el doctor Ben Neuman, Ph. D y virólogo jefe del Complejo de Investigación de Salud Global de la Universidad A&M de Texas, respecto al nuevo estadio de la variante Omicron del COVID. Un escenario marcado  por una cepa altamente contagiosa, conjuntamente con un elevado porcentaje de la población vacunada. 

Según la data manejada por el vocero, es 6,5 veces más posible reinfectarse de la variante Omicron que de la Delta. “Es muy difìcil detenerla antes de que ingrese al sistema inmunológico”, añade. Atribuye a los viajes durante las recientes fiestas la expansión del Omicron. 

No cree que, al momento actual se pueda comparar al COVID con una gripe. “La gripe mata entre 12 y 60 mil personas por año en EE. UU. COVID mata a cientos de miles. Aún con altas tasas de vacunación, los hospitales se siguen llenando”. 

Refiere que hay seis estado en la actualidad con sus Unidades de Cuidados Intensivos al 70% de su capacidad. “Esto no es sostenible en un futuro”, alerta. 

COVID y corto plazo

Neuman agrega que lo que saben, según estudios en todo el mundo, es que el refuerzo es una muy buena idea. “Nuestro sistema inmunológico es complejo. Sirve para nuestra protección general y eso generalmente no se mide”. 

Adelanta que no se sabe si sea necesario un cuarto refuerzo; pero existe la posibilidad de llegar a un nivel de inmunidad que va a durar por un cierto tiempo. Destaca también que está de acuerdo con cambiar la definición de “completamente vacunado”  Considera que “este vaso ya se llenó y se va a derramar”. 

El especialista refiere también que hay países que han buscado la inmunidad de rebaño y no la han conseguido. Prefiere cambiar el concepto de inmunidad de rebaño por el de “ventana de inmunidad”, el cual puede basarse en la duración del refuerzo o la protección del sistema inmunológico, lo cual puede ser de seis meses a un año. 

Cree muy difícil establecer exactamente cuántas personas han sido infectadas por cada variante. “Es como hacer una encuesta política: resulta imposible entrevistar a todos los votantes”. Detalla que solamente se pueden hacer aproximados, basándose en los picos de infección de cada variante. 

Para Neuman, mientras el virus siga creciendo, va a haber cambios que van a sobrepasar el nivel de protección de nuestro sistema inmunológico. “Por lo tanto, habrá otras variantes y sí afectarán a Estados Unidos”, advierte. Y remata: “Creo que no debemos basar nuestras políticas en la idea de que el virus va a cambiar de forma que nos convenga”.

El científico revela que uno de los factores para que el comportamiento de los virus se modifique, es la competencia con otros virus. “Recién pudimos hacer una secuencia del virus de 1918, pero no podemos tener certeza de lo que en realidad sucedió”. 

Neuman señala que las escuelas sí pueden funcionar en la medida en que la gente use mascarillas y se vacune. Pero lamenta que “La opinión pública está más dividida por las vacunas que por la Guerra de Vietnam. Deberíamos hacer campañas sobre el asunto, porque un país unido es más capaz de enfrentar esta situación que uno dividido”. 

 “Yo diría que debemos seguir luchando. Yo no me rendiría hasta que hagamos todo lo posible para deshacernos del COVID. El premio sería vivir en un mundo donde no tengamos por qué preocuparnos por contagios y hospitalizaciones de personas que amamos”. 

Otra visión especializada

“Si vemos datos de Israel y Sudáfrica, observamos que las dos vacunas protegen hasta 30%, el refuerzo lo eleva hasta 60%. Son buenas noticias. Hágase vacunar y reciban el refuerzo”. Así lo afirma Dali Fan, Profesor Clínico de Ciencias de la Salud de la Universidad de California en Davis y vacunador voluntario en la Universidad Northstate de California en Elk Grove. 

En cuanto a la afirmación de que la variante Omicron es menos letal, responde: “Las primeras tasas de hospitalización y muerte se dieron cuando no existián vacunas, así que compararlas con las actuales es comparar dos situaciones muy distintas”. 

Explica que la cuarta vacuna que se ha probado en Israel, no ha dado una respuesta de anticuerpos tan impresionante como el tercer refuerzo. “Es más importante el momento cuando se pone este refuerzo. Mientras más vacunas, más protección; eso se traduce en evitar la hospitalización. Pero necesitamos más datos”. 

Medir los anticuerpos es, según Fan, apenas un aspecto muy pequeño. “No se puede establecer una correlación exacta entre cantidad de anticuerpos y nivel de protección. No es cierto que más es mejor. Se puede sobreactivar el sistema inmunológico y eso sería un efecto secundario de la vacuna. Hay picos y valles en esto. Cuándo hay que ponerse los refuerzos y la respuesta inmunológica son solamente parte del asunto. La infección puede venir de otro lado”, detalla. 

Según datos del académico, la marca de la variante Omicron es que se originó en Suráfrica, se transmitió muy rápido y ha generado picos y valles. “En Estados Unidos comenzó en Nueva York y luego se propagó al centro y al oeste. Mientras tanto en Nueva York, bajó en apenas dos semanas. Ahora estamos cerca del pico en California y debe bajar durante el mes de febrero”. 

Especifica que en la Clínica Voluntaria ha bajado la cantidad de gente yendo a vacunarse. “Al principio, cuando empezó la disponibilidad de la vacuna, la gente acudía masivamente; pero a estas alturas la tienen disponible con sus médicos y farmacias locales, a donde prefieren acudir”. 

Fan cree que también tienen miedo a contagiarse. “La gente que está en contra de las vacunas teme a los efectos secundarios. Son tipos de miedo distintos y hay que hablar con cada persona, para saber a qué le temen”. 

Cuenta que aprendió de un experto en inmunología que la mayoría de las variantes mueren, pero el virus cambia y va a seguir adelante.

“Si vemos la pandemia de 1918, no tenemos datos exactos, pero podemos determinar cuántas generaciones tardó en desaparecer este virus. No creo que haya desaparecido porque la gente se vacunó. Hubo factores desconocidos que llevaron a su desaparición”. 

Aconseja que regresemos a lo básico: “Las personas que se han vacunado y recibido el refuerzo, son las que tienen más protección, entonces vacúnense. Usen mascarilla, mantengan la distancia social, lávense las manos”. 

También entiende que es difícil tener medidas a nivel federal para todos. “Las decisiones sobre espacios públicos como restaurantes o compañías, se deben basar en las realidades locales”. 

Fan adelanta que quizá tengamos que aprender a vivir con el COVID, como con otras enfermedades. “Debemos trabajar teniendo en mente que no se va a desaparecer, aunque vacunemos a todo el mundo”. 

Respecto a qué cambiaría en el accionar de la ciencia frente al COVID, dice que no se cometió ningún error fatal específico que haya cambiado el curso de la situación. “Pusimos las esperanzas en la vacunación, tuvimos la vacuna lo antes posible. Sin embargo sí podemos aprender algo de ello”.

Según la política vigente del CDC, se puede dejar de estar aislado diez días después de salir positivo, sin necesidad de hacerse una nueva prueba. Fan no está de acuerdo. “Creo que debería abandonarse el aislamiento únicamente tras una prueba que resulte negativa. Recuerden que no todas las políticas están basadas en ciencia”.