Covid-19: El holocausto de los médicos venezolanos

Gregorio Salazar / @goyosalazar

 La primera línea de contención de la Covid-19, que es el personal hospitalario, está cayendo de manera alarmante y ya se acerca al medio centenar de víctimas fatales en los cuatro meses de alerta epidemiológica en Venezuela.

Visto que las informaciones del régimen no afirman ni niegan dicha cantidad, la cifra se ha convertido en otro dato que refuerza la poca credibilidad que le otorga la ciudadanía a los partes oficiales.

Frente a ello, en un nuevo balance publicado al comienzo de esta semana por la organización no gubernamental Médicos Unidos Venezuela, se señaló que hasta el lunes eran 46 los fallecidos pertenecientes al sector salud, lo que representa 25,6% del total nacional de muertos. El régimen admite 187.

Otro reporte dado del diputado José Manuel Olivares, Comisionado de la presidencia interina de Juan Guaidó, ubica en 38 la cifra de médicos muertos y agrega que la tasa mortuoria de 22 % es la más alta de la región en esa área. En el Zulia, una de las zonas más afectada, murió el director del Hospital Central de Maracaibo, Luis Felipe Salazar.   

Maduro designó como encargado de ese hospital improvisado al ex beisbolero, reguetonero y actual presidente del Instituto Nacional de Hipódromos, Antonio “Potro” Alvarez.

El paso más publicitado, pero no por ello más auspicioso, de Maduro para enfrentar los estragos del virus fue la habilitación de un hospital de campaña en el Poliedro de Caracas, cuyo espacio central se hicieron compartimientos para la ubicación de camas. El martes ya era difícil conseguir admisiones.

Maduro designó como encargado de ese hospital improvisado al ex beisbolero, reguetonero y actual presidente del Instituto Nacional de Hipódromos, Antonio “Potro” Alvarez. “Te entrego la salud de los venezolanos”, proclamó Maduro, provocando uno de los mayores picos de rechazo en las redes sociales, de por sí radicalmente cuestionadoras de la acción oficial.  

Aparejando siempre lo que se hace al mensaje ideológico, incorporaron a las labores en el Poliedro a la brigada juvenil “Ernesto Che Guevara”, expresión voluntarista cuyos jefes se autodenominan “Hijos de Fidel y de Chávez”. Mucho se teme que la presencia de esos jóvenes potenciará entre ellos mismos los niveles de contagio.

El doctor Julio Castro calificó el nombramiento de Alvarez como “una expresión de lo que tenemos y, lo que es peor, de lo que vendrá si las cosas no cambian drásticamente”.

El Centro Gumilla, por su parte, advirtió: “Los médicos, enfermeras y demás trabajadores de la salud son tan humanos como nosotros. Si no tienen los materiales y equipos para protegerse mientras nos atienden, lo más probable  es que contagien y contagien a otro.

Todo es incierto frente a la epidemia en un país donde se ha popularizado cocinar con leña, no hay gas ni recipientes para venderlo, la luz es intermitente y se agotó la gasolina iraní.