Mireya Rodríguez / carmenmireya.rodriguez@gmail.com
Si nos dejamos llevar por la opinión pública, los medios de comunicación y las redes sociales podríamos darnos cuenta lo difícil que las tiene hoy en día el liderazgo político. La mayoría es objeto de todo tipo de críticas, improperios y descalificaciones, muchas de ellas justificadas. Los apoyos –cuando aparecen- son efímeros como las estrellas fugaces.
Este tipo de reacción es consustancial con el hecho de que estamos en una sociedad líquida, manipulable emocionalmente, cuasi ingobernable. Pero no siempre fue asi. ¿Me acompañan a hacer este recorrido?
Si hacemos un breve recuento histórico podremos ver que cada orden social tiende a configurar el tipo de liderazgo político que va a asumir sus demandas más sentidas asi como los valores y los procedimientos desde los cuales serán atendidas. Por ello, los criterios para evaluar la calidad del liderazgo han variado con el paso tiempo. Desde la Edad Media, podemos citar los siguientes:
I. LIDERAZGO CONQUISTADOR: (reyes, emperadores y caudillos): en las sociedades feudales, el liderazgo político tiene en común el que no son elegidos, sino que asumen sus posiciones por razón de la religión, la herencia, la fuerza, los lazos familiares, o su capacidad para la guerra. El criterio para ser considerados como exitosos o buenos líderes era el respeto a la voluntad divina, la cantidad de territorios conquistados y sus planes de expansión, que aseguraban a través de la formación de ejércitos, el enfrentamiento abierto y la lucha cuerpo a cuerpo. Como valor, estaban dispuestos a dar su vida en el logro de sus objetivos de dominio. La vigencia de su liderazgo dependía de la aparición o no de otros más osados, más fuertes o con más recursos para la batalla. No tomaban en cuenta las demandas de la sociedad, salvo para exigirles el pago de impuestos para financiar sus guerras.
II.LIDERAZGO COLONIALISTA: en las sociedades pre-modernas impactadas por la industrialización, el liderazgo político permanece en manos de la monarquía. El criterio para ser considerados como exitosos o buenos líderes también era la expansión de sus territorios, ésta vez con objetivos colonialistas para el control de recursos naturales estratégicos y responder a sus necesidades de industrialización. La vigencia de su liderazgo dependía de su capacidad de comerciar, movilizar grandes ejércitos y desarrollar sus industrias, sobre todo, en ultramar. Como valor, no estaban dispuestos a dar su vida en el logro de sus objetivos de dominio, pero si la vida de sus soldados y de los esclavos. Tampoco tomaban en cuenta las demandas de la sociedad, salvo para exigirles el pago de impuestos. De hecho, se resistieron a conceder el derecho al sufragio de las mujeres y proliferó la esclavitud.
III. LIDERAZGO CONFRONTADOR: en las sociedades modernas el liderazgo político inauguró regímenes republicanos y parlamentarios, con formas de gobierno donde el pueblo elige a sus representantes por medio de votación. El criterio para ser considerados como exitosos o buenos líderes era la búsqueda de la supremacía ideológica en la geopolítica mundial, que llevó a dos enfrentamientos mundiales. La vigencia de su liderazgo dependía de su capacidad de ampliar cada vez más sus bloques o alianzas. En sus diferentes fases, a este liderazgo le tocó darse cuenta de que en una tercera guerra mundial no habría ganadores, dada la letalidad de las armas nucleares disponibles. Esta “detente” coincidió con la aparición de rivales pequeños con métodos y recursos no convencionales de combate, pero con una capacidad alta de daño (guerrillas, terrorismo) que contrastaba con el poderío de las grandes superpotencias. En términos paradigmáticos, acá hay un hito político, ya que significó para los actores dominantes el inicio de la pérdida del monopolio de la violencia en la lucha política. Como valor, también hubo una mutación, ya que si bien no estaban dispuestos a dar su vida en el logro de sus objetivos si pusieron en marcha la incorporaron de herramientas psicológicas, políticas, económicas, sociales y culturales para ejercer su dominio global. Otro hito era que ya no podían ignorar las demandas de la sociedad, que se habia organizado y ejercía fuertes presiones y movilizaciones contra el status quo.
IV. LIDERAZGO CONFRONTADO: este liderazgo político también asumió su posición por razón del voto, en sus distintas modalidades: manual, electrónico y por correo. Es relativamente reciente, desde la revolución de internet y las redes sociales). Acá encontramos un hito político, ya que el criterio para ser considerados como exitosos o buenos líderes depende de la valoración de la sociedad, medida a través de su credibilidad y su posición en las encuestas. Es como si fuera una venganza ante tanto anonimato represado a través de la historia. La vigencia de su liderazgo depende entonces de su estrategia de posicionamiento en el entramado comunicacional, que incluye su desempeño público y privado. Los más audaces deberán hacer una mutación estratégica, organizativa y comunicacional acorde con la sociedad digitalizada que vivimos. Como valor, este liderazgo privilegia trata de mantenerse vigente en el imaginario de la gente, a través de su presencia pública y las campañas electorales de sus Partidos u organizaciones. En una sociedad tan dispersa como malhumorada, esta época está dejando atrás a la mayoría del liderazgo político tradicional y los nuevos carecen de la experiencia para mantenerse más allá de las coyunturas, de alli la presencia efímera de muchos líderes. Este hecho, sumado a la existencia de posiciones ideológicas altamente polarizadas asi como la postverdad y las fake news resulta muy difícil ser evaluado como un líder de calidad. El poder se ha repartido en miles de manos, siendo cada vez más difícil de ejercer ante problemas cada vez mayores y más complejos que requieren de intensas coordinaciones para gobernar. Esta brecha ha dado lugar al, quinto tipo de liderazgo.
V. LIDERAZGO CONFUSO: este liderazgo político, más propio del siglo 21, también asume su posición por razón del voto, en sus distintas modalidades. La novedad es que incluye mecanismo para que la población pueda salir de ellos antes de la finalización de sus mandatos, vía consultas o plebiscitos a medio término asi como con la toma de palacios y marchas que han culminado con la renuncia de sus líderes. El criterio para ser considerados como exitosos o buenos líderes depende del efímero estado de ánimo de la sociedad y de la habilidad del liderazgo para conectarse emocionalmente con la gente. Es un nuevo hito político. En consecuencia, la vigencia de su liderazgo depende de las estrategias de los expertos en marketing, de su capacidad de respuesta a los ataques que recibirá por todos los flancos políticos y sociales, quedando en segundo o tercer lugar los resultados efectivos de su gestión. Como valor, predomina el pragmatismo y el todo vale. Los más atrevidos usan la neurología y los mass media, que buscan impactar la psiquis colectiva y manipular la emocionalidad de la gente asi como contribuir al desgaste político de su adversario.
Se trata de un contexto de enfrentamiento difuso y holístico que se agrava en el actual escenario de pandemia global, donde es cada vez más difícil determinar quién es el adversario y de donde vendrán sus ataques.
Este caos político debe ser utilizado como factor catalizador para redefinir el paradigma de la Politica en el Siglo 21 post pandemia. Cuando hay mucho descontento acumulado, cuando los valores sociales se han relajado y cuando está fallando la capacidad de respuesta de las instituciones entonces es esperable que existan causales para cuestionar por todos los flancos a los líderes políticos, cada vez más debilitados para lograr soluciones pacíficas en la sociedad. Esta trayectoria nos enseña el tremendo reto que enfrentan tanto los Estados como la Ciudadanía para reconquistar un nivel aceptable de seguridad y paz en un entorno democrático.
10/03/2020