Violencia doméstica y su impacto en los niños

Carlos Roa / carlosroa1@gmail.com

 

La doctora LaTonya Wood es directora de Formación Clínica en el Programa de Psicoterapia en Pepperdine University de California. “Anteriormente hemos considerado a los niños y adolescentes como simples testigos de la violencia doméstica y no como víctimas”, dice. Pero sabemos que este problema ocurre dentro de un sistema familiar y afecta a todos los que están dentro”.

Agrega que cuanto antes se expongan los niños a la violencia doméstica y cuanto más tiempo la padezcan, tienden a tener peores desempeños y más dificultades a largo plazo. Además, advierte que los bebés y los niños pequeños, que están en una etapa de aprendizaje, pueden mostrar una regresión. “Se puede observar un retraso en su lenguaje o incapacidad para hablar”, explica la experta.

También puede suceder que no quieran ir al colegio, pero la razón puede ser el miedo a lo que les pueda pasar a sus padres si se quedan solos.

Y concluye: “Los niños toman como modelo lo que han visto: los problemas se resuelven mediante la agresión, las emociones se expresan a través de la agresión y las necesidades se satisfacen gracias a la agresión”.

 

Cifras alarmantes

Un estudio de 2019, que examinó los homicidios de niños entre 2005 y 2014, descubrió que el 20% de las víctimas fueron asesinadas en casos relacionados con la violencia de pareja. Esta es apenas una de las escalofriantes estadísticas que comparte Shikha Hamilton, Directora Nacional de Promoción y Movilización de Brady United para Terminar la Violencia por Armas de Fuego.

Según ella, la presencia de un arma en una situación de violencia doméstica aumenta el riesgo de homicidio en un 500%. Por si fuera poco, 4,6 millones de niños viven en hogares con acceso a armas de fuego sin llave o supervisión y el 75% de los niños sabe dónde se guarda un arma en su casa.

 

Cómo sanar

“Todos los niños afectados por la violencia doméstica pueden sanar en el contexto de sus relaciones con los cuidadores, la familia, la comunidad y, muy importante, su cultura”. Así lo asegura Leiana Kinnicutt, directora del Programa para Niños y Jóvenes de Futures Without Violence o Futuros sin Violencia.

“Hay una cosa que podemos tener segura: las armas en este tipo de situaciones hacen que la violencia tenga muchas más probabilidades de acabar en muerte”, alerta.

Ellos han identificado cinco factores de protección que promueven la curación y el bienestar, los cuales son: condiciones más seguras y estables; conexiones sociales, culturales y espirituales; resiliencia y mentalidad de crecimiento; interacciones parentales y de niños enriquecedoras y finalmente, habilidades sociales y emocionales.

La especialista llama a abordar la sanación de los pequeños afectados por estas circunstancias desde un punto de vista multifocal, para tener en cuenta todos los elementos involucrados.

También aconseja centrarse menos en los incidentes individuales de violencia y más en el contexto en el cual se producen.

Para ella, un verdadero llamado a la acción, a los programas de trabajo social y a las instituciones educativas superiores “es que abran más puertas para que la gente de la comunidad pueda obtener títulos”, finalizó.