Violencia doméstica: más frecuente de lo que pensamos

Carlos Roa / carlosroa1@gmail.com

En Estados Unidos, una de cada 4 mujeres y uno de cada 7 hombres sufrirán violencia física por parte de su pareja en algún momento, según datos de los Centros para el Control de las Enfermedades o CDC.

También una de cada 2 personas en California -incluidos los niños- ha estado expuesta a la violencia doméstica, según una nueva investigación de la Blue Shield Foundation of California.

Este problema puede adoptar muchas formas. El abuso de la tecnología, como acechar o acosar a alguien acosar a alguien por medio de mensajes de texto, usar aplicaciones para rastrear su paradero, y el llamado control coercitivo, son dos formas de violencia que a menudo no se denuncian.

Es difícil encontrar estadísticas confiables sobre la violencia doméstica, ya que gran parte de los casos no se denuncian.

Los distintos estados también definen la violencia doméstica de forma diferente. Este es un problema que existe incluso entre los distintos organismos de un mismo estado.

Sin embargo, también hay cambios de política surgiendo en el ámbito de este problema, incluyendo la ampliación de la Ley de Violencia contra la Mujer.

Violencia interconectada

Deborah Tucker, presidente de la Junta Directiva del Centro Nacional contra la Violencia Sexual y Doméstica, sufrió en primera fila la violencia contra la mujer. Un hombre la acosó durante sus años universitarios en Austin, Texas. Finalmente terminó agrediendo a una amiga que, por una fatal casualidad, se alojaba con ella.

Desde entonces se convirtió en una activista apasionada para contener esta tragedia social, oficio al que le ha dedicado su vida. Incluso estuvo en Washington en 1974 para apoyar la primera versión de la Ley de Violencia contra la Mujer (VAWA), la misma que se actualizó en marzo de este año con apoyo bipartidista, tras varias actualizaciones previas. También fue cofundadora de la Línea Nacional de Violencia Doméstica en 1996.

Relata que en Texas hicieron un gran estudio varios años atrás, sobre todos los presos que habían cometido un asesinato o un delito violento grave. Según sus conclusiones, el 80% de los reclusos estudiados crecieron en familias donde existía violencia doméstica. A esto lo llaman “La regla del 80%”.

Tucker destaca que “El 80% de las personas que encerradas por asesinato crecieron y tuvieron que enfrentarse al uso de la violencia contra ellos mismos o contra alguien a quien querían muy temprano en su vida”. La especialista resalta que “Si queremos acabar con lo peor de la violencia, tenemos que acabar con la violencia doméstica y sexual. Todo está interconectado”.

Amenaza tecnológica

Erica Olsen es directora del programa Red de Seguridad de la Red Nacional para Acabar con la Violencia Doméstica (NNEDV, por sus siglas en inglés), que agrupa a unos 2 mil programas locales contra este mal en todo el país.

Como estudiosa de la tecnología en los casos de violencia doméstica, explica  que el comportamiento violento que involucra la tecnología como táctica para seguir abusando y haciendo daño, es algo “increíblemente común, que atraviesa todas las formas de violencia doméstica, agresión social, acoso y abuso”.

Los maltratadores utilizan cualquier tipo de tecnología, si es una herramienta que les sirve para abusar.

Este comportamiento puede incluir el acosar a alguien enviando mensajes de texto y llamando repetidamente, controlar los dispositivos inteligentes para hacer que alguien se sienta aislado e inseguro en su casa, rastrear la ubicación de alguien sin su conocimiento o invadir cuentas financieras o sociales para cometer fraude o suplantación de identidad.

También se pueden utilizar indebidamente los sitios de redes sociales o los dispositivos inteligentes en el hogar como una forma de acosar o acechar. En el caso de los supervivientes de la comunidad LGBTQ+, sus agresores pueden amenazarlos específicamente con hacer pública su identidad y orientación en Internet.

Inmigrantes, entre los más afectados

Pallavi Dhawan, directora de Política de Violencia Doméstica de la Oficina del Fiscal de la Ciudad de Los Ángeles, señala al control coercitivo como violencia doméstica. Por ello, se aprobó una medida al respecto en el proyecto de ley SB 1411 de California.

Afirma que, “Típicamente, en nuestra sociedad la persona con menos poder es la mujer y es especialmente la mujer de color y la mujer inmigrante”. Por ello, son objeto de patrones de dominación y poder ejercido sobre su autonomía.

Entre las tácticas de control enumera el aislamiento, la vigilancia y la privación de recursos. Para ella, la sociedad perpetúa estos desequilibrios. “Eso crea desconfianza y reticencia entre los supervivientes para buscar ayuda”.

Señala como problema las presiones culturales para mantener los asuntos en privado, pretendiendo resguardar el sentido del honor de la familia. Otro obstáculo es “La preocupación por las consecuencias negativas que el denunciar podría traer a los inmigrantes”.  Esto permite al agresor mantener el control, al explotar las desigualdades.

También se refiere a formas de violencia ejercidas a través de la tecnología. Destaca la distribución de imágenes íntimas sin consentimiento o la publicación de amenazas o contenidos que acosen. Teme que las tácticas de uso indebido evolucionan a la par de los avances tecnológicos, permitiendo a los abusadores “acosar, aislar y causar miedo”.

Más de lo que creemos

“La violencia doméstica y sexual se da en todo el mundo y en todas las culturas”, de acuerdo a Jenna Lane, responsable de comunicación para la Fundación Blue Shield de California. Según esta organización, más de la mitad de los californianos tienen una experiencia cercana y personal con este problema.

“Está en todas partes, es preocupante, pero no tiene por qué abrumarnos”, dice. Cree que, por el contrario, esto puede ser poderoso. “No estamos solos, y juntos podemos resolver este problema”.

La especialista alerta que cuando se piensa en mujeres maltratadas se las relaciona con sus lesiones físicas, por lo cual se olvidan muchos comportamientos abusivos que también hacen daño. “La violencia doméstica es mucho más”, alerta.

"Puede ser emocional o económica, como controlar el dinero de alguien o hacer que lo despidan de su trabajo”. También puede ser legal, como amenazar a alguien con llamar a inmigración.

Qué se puede hacer

La gran pregunta para Jenna Lane es qué hacer al respecto.  Aconseja que es necesario socorrer a las personas en crisis, “pero si como sociedad no les ayudamos también a ellas y a sus familias a curarse, la violencia doméstica seguirá ocurriendo”. Y complementa: "La violencia doméstica se puede curar y prevenir".

Dhawan señala que la tecnología también puede ser una herramienta muy poderosa para los sobrevivientes.

La actualización de la Ley de Violencia contra la Mujer incluye la reautorización de todos los programas actuales de subvenciones al problema hasta 2027 y, en muchos casos, contempla aumentar los niveles de autorización. También aumenta la protección y apoyo a las víctimas, así como el trabajo en la prevención y en la asistencia a través del sistema de salud.

Una parte de la nueva Ley incluye una disposición para la Acción Civil por Intercambio de Imágenes No Consensuadas, que da a las supervivientes la opción de acudir a los tribunales para recuperar los daños monetarios y el acceso a las órdenes de protección.