Donald Trump fue absuelto por el Senado

El expresidente Donald Trump no fue condenado por el Senado de los Estados Unidos en donde se le acusó de incitar una insurrección contra el Congreso el pasado 6 de enero, acto que dejó 5 muertos y fue considerado una acción terrorista.

Los 100 senadores brindaron su veredicto en voz alta y declararon inocente a Trump, un desenlace que se daba por descontado, y que dejó al exmandatario libre para continuar con su carrera política y volver a buscar la presidencia.

Este es el segundo impeachment a Trump, que duró solo cinco días, fue el juicio político más corto en la historia del país. Trump consiguió su absolución gracias al respaldo de la mayoría de la bancada republicana pese a que una mayoría del Senado lo declaró culpable. La votación final fue 57 votos a favor de una condena  y 43 votos a favor de la absolución. La condena, en la que siete republicanos se sumaron a la bancada demócrata, requería 67 votos

Una condena a un mandatario por parte de legisladores de su propio partido es algo sin precedentes. Ese respaldo, insuficiente para conseguir una condena, dejó a la vista el dominio de Trump del Partido Republicano, pero a la vez hizo visible la fractura en el conservadurismo de Estados Unidos.

El analista de La Nación, de Buenos Aires, Rafael Mathus Ruiz, señala que este segundo juicio político, al igual que el primero, estaba terminado antes de empezar. El resultado fue el mismo. Ahora, como antes, Trump fue absuelto. Pero el drama y el impacto político que dejó el segundo juicio fueron muchísimo más profundos. Esta vez, Trump ganó sin poder, un mes después de dejar la Casa Blanca en desgracia, derrotado y con su popularidad deshilachada.

Y ganó aun cuando el crimen del que se lo acusó fue alentar un ataque al Congreso para impedir el cambio de gobierno, al desparramar una “gran mentira” sobre un fraude inexistente y arengar un asalto de los miembros más radicales de su movimiento al Capitolio que puso en peligro a su vicepresidente, Mike Pence, y a los mismos senadores que lo eximieron de toda culpa y condena.

Durante su alegato, los demócratas pusieron a Trump y al trumpismo en el banquillo de los acusados. Sus mentiras, su apego a las teorías conspirativas, su desdén por las instituciones, su lenguaje lacerante en las redes, sus guiños a las milicias, al supremacismo blanco, a grupos de ultraderecha como Proud Boys. En una línea: Trump fue acusado de encarnar lo peor de Estados Unidos y atentar contra la democracia. Si había crimen que ameritara un juicio político, dijeron, era éste.